Me desperté y estaba acostada en mi cama con el vestido que tenía ayer puesto. Era muy extraño, me acuerdo que una voz me había dicho algo y había visto unos ojos azules preciosos. Cuando recordé que esa persona me había cogido por la cintura miles de mariposas comenzaron a revolotear en mi estómago.Entonces también recordé un fuerte pinchazo en mi cuello. Me acerqué al espejo y me miré el cuello. Tenía dos puntos perfectamente definidos. Toqué esa marca extrañada y una fuerte corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo. Pero fue de lo más agradable.
Me puse un vestido azul muy simple con cuello alto para que no se viera esa extraña marca y le pedí a Dakota que me peinara. Hoy dejaría mi pelo suelto.
Fui donde estaba toda mi familia reunida y empezamos a desayunar.
-Hija esta noche elegiremos a tu futuro marido, y en dos meses se casaran.
-¿Tan pronto?-quiso saber mi madre- Cariño ¿no podríamos esperar hasta que se conozcan mejor?
-No Adrianna, se tendría que haber casado a los 16 años-era normal que las chicas se casaran a los 16- pero hice una ecepción con nuestra pequeña. Además Alice, estoy seguro que tu futuro marido será un hombre que te querrá mucho. Eres una joven hermosa y cualquier hombre se querrá casar contigo.
-Gracias padre, me alegra que te importe mi felicidad-le dije lo más sarcastica posible- Se me quitó el hambre, espero no haberlos disgustado. Si me permiten, me retiro.
No deje que mi padre me diera su afirmación para irme. Subí a mi habitación y allí comenzé a llorar. Recordé aquellos ojos que me habían himnotizado la noche anterior y me quedé dormida pensando en ellos.
-Alice despierta, tienes que prepararte para el baile-me llamó mi hermana- Estoy segura que encontrarás a alguien especial.
-Gracias Alanna.
Me puse un vestido color crema con encaje dorado en el corpiño y en el cuello y deje que mi pelo cayera en rizos hasta mi cintura. Me puse una máscara dorada y me preparé para que todos mis “queridos” pretendientes me vieran.
Bajé la gran escalera con mi padre y había demasiadas personas mirándome.
-Hija te presento a el principe Henry de Eliner. Henry te presento a Alice, mi hermosa hija.
-Alteza-dijo haciendo una reverencia.
-Alteza-se la devolví-encantada de conocerle- la verdad era que Henry no era feo, sus ojos eran azul verdoso y su pelo era rubio. Pero aun así no me quería casar con nadie.
Bailé con un par de hombres y todos eran muy amables, pero ninguno me llamaba la atención.
Había llegado la hora, mi padre decidiría quien sería mi esposo. Se levantó del trono e hizo que todos los miraran.
-Caballeros ha llegado la hora de que elija un marido para mi hija. Agradesco a todo el que haya venido pero ya tengo el pretendiente indicado. Alice por favor da un paso al frente.
Me levanté del trono y me puse al lado de mi padre.
-El principe Henry de Eliner será el esposo de mi hija-todos los presentes aplaudieron aunque muchos tenían cara de decepción por no haber conseguido el “premio”. Henry se puse a mi lado, cogió mi mano y me puse un lujoso anillo.
-¿Alteza, quiere casarse conmigo?
Miré a mi padre y vi orgullo en sus ojos. No lo podía decepcionar.
-Por supuesto-le dediqué una sonrisa falsa a mi prometido.
Cuando acabó el baile salí como la noche anterior al torreón donde había encontrado esos preciosos ojos, pero esta vez si había luz.
-¿Por qué siempre estas aquí?-dijo una voz muy familiar a mis espaldas.
Me di la vuelta y vi a un hombre alto, de pelo negro y tenía en la cara una máscara que dejaba ver sus ojos. Era el mismo chico de ayer.
-Tu…-dije himnotizada por su mirada y entonces una lágrima se deslizó por mi mejilla.
-¿Por qué lloras?-dijo acercandose a mí.
-Me tengo que casar con un hombre que no quiero.-dije avanzando hacia él.
-¿Por qué? ¿No te gusta?-me preguntó
-No…estoy enamorada de otra persona-le dije sin darme cuenta.
-¿De quién?-su mano estaba acariciando mi mejilla.
-De ti, se que no te conozco pero te quiero. Se que eres bueno y que nunca me harias daño.
-No sabes lo que dices princesa, yo tambien estoy enamorado de ti. Pero yo no soy bueno. Y ya te hize daño una vez.
-Tu no me has hecho daño-le dije segura y contenta ya que mi corazón iba a mil por hora- Y eres bueno, lo puedo ver en tus ojos-acerqué mi cara a la suya.
-Soy malo-me advirtió, nuestras caras estaban a escasos centímetros.
-No me importa.
Se fue acercando lentamente hacia mi cara y sus labios fríos tocaron delicadamente los míos. Me sentí en las nubes, no conocía de nada a ese hombre y ya estaba perdidamente enamorada de él y encima besándole. Pero no me importó nada en ese momento. Se separo de mí y me miró.
- Mi princesita eres mi perdición-sentí que me ruborizaba, cosa que nadie había logrado hacer nunca.
-¿Te volveré a ver?-le pregunté con una lágrima apunto de salir.
-No lo se princesa, intentaré volver. Recuerda que estoy perdidamente enamorado de ti. Te quiero Alice.
-Yo también, ¿Cómo te llamas?
-No te lo puedo decir, pero siempre seré tu principe. Recuerda eso.
Y se fue de allí dejandome llorando como la boba que era por haberme enamorado de alguien que ni siquiera conocía.
domingo, 18 de abril de 2010
Capítulo 3: El baile de máscaras (Alice)
Publicado por Vicky en 17:10
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3 Comments ;):
argh!! que malo es el papa de alice no me cae!,que lindos los dos ^-^ confesaron su amor!!, me encanto el capitulo, postea pronto, bye!
Primera: El papa de ALice no me cae nadita bn!
Segunda: POBRECIITAA esto se pone interesantee!!!!!!!!!!!!!
TERCERA: QUE LINDO JODER! ASI SE ESCRIBEE!! *O* que bonitoo..aahh tendre una semana larga pork no postearas pronto :/
BUENO ME ENCANTOO!!!
El padre de Alice me cae super biiieeeeeen(sarcastica)
Me encanta la historia,es muy bonita.
Bss
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